martes, 24 de noviembre de 2009

CINE Y PAZ 1.

Con estas letras queremos iniciar un espacio en el que el cine se convierta en protagonista de nuestra reflexión.
Sin querer ser pedantes, ni pecar de intelectuales, la necesidad de incluir en este blog una sección sobre cine, parte de la convicción de que el Arte, así con mayúsculas, supone el mejor camino que ha descubierto el ser humano para expresar sus miedos y esperanzas, sus deseos y sus ideales, sus pecados y sus virtudes...
Hablar de cine supone hablar del medio artístico del siglo XX, con el que nació, y del XXI; en él encontraremos complejos y a la vez sencillos testimonios de aquello que en este blog nos interesa, la Paz, y ese nuevo nombre de la Paz que es el de Justicia.
Empezamos haciendo referencia a dos películas, una clásica, y la otra su versión moderna.

La clásica es Ultimatum a la Tierra. En ella se cuenta como una raza superior de extraterrestres quiere salvar a la Tierra de su mayor enfermedad: los seres humanos que, como virus, están destruyendo su frágil equilibrio. Hablamos de 1951. Lo del cambio climático y la destrucción de los ecosistemas no es de hoy. Resulta interesate el valor que a las armas conceden estos extraterretres, y cómo son para ellos un rasgo distintivo del ser enfermizo que está destruyéndolo todo. En ese momento, el peligro de autodestrucción del planeta lo ejemplifican las bombas atómicas. En esa época, en plena Guerra Fría, las películas de terror la protagonizan monstruos causados o despertados por las explosiones y ensayos de la energía atómica en el amplio Pacífico o en el Polo Norte. Ese es el origen de Godzilla, el terrible dinosaurio japonés, o de las enormes hormigas de Them (La Humanidad en peligro). Como último dato, el director es Robert Wise. Se inició como montajista en una de las películas epocales del Séptimo Arte, Citizen Kane, y después dirigiría algunas obras maestras como The Haunting (La casa del horror), West Side Story, o The Sound of Music (Sonrisas y lágrimas)

En 2008, y dentro de la pobreza creativa que está acabando con las ideas de los grandes estudios, el director Scott Derrickson dirigió una nueva versión, un remake del film anterior, protagonizándolo un estático Keanu Reeves. Lo único original de la película son los efectos especiales, con un Keanu demasiado semejante al Morfeo de Matrix y con un ambiente demasiado zen.

En ambos casos, nos encontramos con una interesante reflexión sobre el papel del ser humano en la destrucción del planeta. Ambos films quieren hacernos pensar que nuestro puesto en el planeta no debe ser el de meros depredadores, sino que, como seres racionales, deberíamos ser capaces de cuidar aquello que nos permite vivir. Debemos entender que la necesidad de salvar el Amazonas, por ejemplo, no está en la belleza de los loros o en lo bonito de las plantas. Salvar el Amazonas significa preservar lo que un día puede darnos lo necesario para encontrar nuevas medicinas.

Bueno, aquí va esta primera cita cinematográfica. Esperamos vuestras opiniones para poder encauzar mejor esta sección y que responda a lo que creáis que debería ser. Hasta entonces, un saludo.

1 comentario:

  1. ¡Enhorabuena por esta entrada Humberto! Me ha parecido muy interesante tu primera propuesta, y esperemos que nuestros alumnos no sean meros espectadores y lectores de cuanto se les propone sino que aprendan a reflexionar y a relacionar todos aquellos conocimientos que están adquiriendo con los que ya poseen. Un saludo

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