viernes, 2 de diciembre de 2016

NÁUFRAGOS A LA DERIVA

Raro es el día en el que no nos sobresalta la noticia de que han fallecido varios, e incluso muchos, inmigrantes que intentaban llegar a Europa huyendo de las calamidades, unas veces naturales y otras veces debidas a las guerras que los propios humanos organizan, que hacen insoportable poder vivir en sus países de origen. Pero he dicho que nos “sobresalta”, lo malo es que ya es tan frecuente que casi ni nos alteramos ante esta catástrofe humanitaria. Solo vemos el posible inconveniente que supone para nuestro estado de bienestar la llegada de “nuevos vecinos” de “costumbres extrañas”. Por fortuna no todos lo ven así. En el siguiente artículo de Antonio Carrera Benavides, alumno de bachillerato H2A, se refleja el enorme problema, a veces insalvable, al que se enfrentan muchos seres humanos en sus intentos de alcanzar una vida más humana y digna, o simplemente, para poder vivir.



NÁUFRAGOS A LA DERIVA

Cada año, miles de personas procedentes de países de África o Asia surcan los mares con destino Europa con el objetivo de encontrar un vida mejor. O simplemente para poder vivir. Y es que estas personas huyen de la hambruna, las guerras...en definitiva, huyen de la muerte.Por eso emprenden el viaje más duro de su historia. Ponen todo lo que han sido hasta ahora en manos de alguien que les ayude a buscar la libertad. Aunque lo que no saben, es que ese boleto tenía fecha de caducidad antes de ser comprado.

Ya desde el 2003 el problema de la inmigración de gente procedente de África que llegaba a nuestras costas ya era algo severo. Pues bien,estamos en 2016 y este no solo se ha agravado,sino que las cifras de personas que llegan a nuestras playas se ha triplicado. Con el conflicto en país sirio, millones de personas se han visto obligadas a dejar sus hogares debido a los continuos bombardeos y ataques que se están produciendo. Esto ha derivado en una avalancha de personas que desean poder entrar a Europa. Y sí,digo entrar,como si se tratara de una puerta en la que alguien decide quien accede y quien no, puesto que es lo que nuestros dirigentes políticos han conseguido. Aglutinar a miles de personas en campos de refugiados como si no fueran más que una sarta de perros abandonados a la espera de encontrar una familia que les de cobijo. Pero lo que ocurre, es que los países de la Unión Europea se niegan a acoger a estas personas,o lo hacen en cantidades muy reducidas y que en la realidad no se llegan a cumplir. Sino,fijaos en España,que solo ha acogido a 200 de los más de 500 que se comprometió a acoger frente a la ONU. Toda una hazaña ¿eh?

Todas estas personas llegan a Europa pensando en que su calidad de vida mejorará considerablemente. Europa. El viejo continente. Donde todo es prosperidad económica y social. Pero más bien,es el continente de la vergüenza. El lugar donde damos de lado a millones de personas que piden auxilio. Y es que tenemos memoria selectiva. ¿O acaso no nos acordamos de cuando éramos nosotros los que huíamos y pedíamos refugio? ¿De cuando Europa entera estaba en guerra y buscábamos un lugar donde poder vivir? Pues parece que no. Preferimos seguir ignorando un tema tan crudo como real. En vez de enfrentarnos a la realidad, preferimos pensar que esta gente solo viene a quitarnos nuestro trabajo y lo que en teoría,nos pertenece.¿Es que acaso no os habéis planteado cómo se debe sentir una persona para atreverse a cruzar el mar hasta llegar aquí? ¿Cómo deben de estar de desesperados esos padres que meten a sus hijos en esas inestables embarcaciones?
Imagínate, lo que debe de signif1car para ellos dejarlo todo atrás. Su pasado. Su presente. Con el fin de encontrar un futuro. Si es que es posib1e,claro está. Meter a tus niños,padres,abuelos,tíos,en una lancha para surcar los mares a riesgo de perderlo todo. Todo lo que son. lo que podrían haber sido en otras condiciones.
¡Que los ayuden en su país! dices. ¿Qué país? ¿Aquel que está devastado por una guerra?¿O aquel otro en el que un dictador se aprovecha de sus ciudadanos?¿O te refieres a ese en el que solo hay pobreza y malnutrición?

Creo que cada vez carecemos más de moral. De falta de caridad humana. O simplemente estamos tan ensimismados en mirarnos nuestro propio ombligo que no empatizamos con los problemas ajenos. Tenemos a nuestro náufrago,aquel que deseábamos encontrar de niños cara a cara. Y nos pide ayuda a gritos. Y ¿ahora qué? Ahora es cuando agachamos la cabeza ante la situación y corremos una cortina que nos proteja en nuestro mundo perfecto. Como si no pasara nada. Como si su mera in-existencia nos provocara un vacío en la humanidad de cada uno de nosotros. Pero qué hacer, aparte de lo que no hacemos. Si solo nos importan cuando no nos molestas. Cuando hacen tambalear nuestros cimientos. Cuando solo son más que un número.

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